Sintiendo la necesidad de unirnos con la vida,
exploramos el lado más sensitivo del arte,
para descubrirnos presentes en la acción artística
mediante la escucha y la conexión con lo ordinario.

Escuchamos como forma de estar presentes,
adoptamos una actitud atenta para cuestionar la percepción de lo cotidiano.

Nos dejamos invadir por la escucha consciente
para conectar con nuestro ser y nuestro entorno.

Exploramos desde nuestro propio cuerpo,
adaptándonos al tiempo,
dejando que nos afecte
y atendiendo a nuestros sentidos.

Miramos a través de la escucha,
descubriendo nuevas relaciones.

La temporalidad del sonido nos obliga a permanecer,
atentas.

Su transcurso evidencia el paso del tiempo.

Nos liberamos de las definiciones
y nos abrimos a la experiencia de lo inconcreto.

Establecemos un lugar de encuentro proponiendo acciones de escucha compartidas,
para conectarnos desde la distancia,
en el lugar de misma experiencia.

MANIFIESTO. Ana Domínguez y Laura Gil